literature

gravity falls after cap 12

Deviation Actions

jgeg123's avatar
By
Published:
1.6K Views

Literature Text

-Menos mal que es sábado-

Dijo la rubia mientras se dejaba vencer por el sueño, podrá dormir realmente tarde este día, en un lugar cálido y rodeada de, amigos, una pequeña lagrima escapa de su ojo y resbala por su mejilla.

 

O al menos esa era la idea, un continuo concierto de ronquidos a su alrededor la despertó apenas el sol había comenzado a entrar por la ventana, ¿Cómo podía dormir Dipper con esa podadora industrial al lado? ¿Él roncara igual o peor que su hermana? Bueno, al menos había logrado dormir más que las últimas semanas, pero ver cortadas sus ilusiones de dormir tranquilamente en un lugar tan reconfortante como se había convertido este minúsculo cuarto en una casa suburbana, sin poder soportar los ronquidos más tiempo se levantó y camino directo a la puerta mientras trataba de despertar a alguien de manera “delicada” pateándolas en las costillas sin muchos resultados más que un.

-“Mabel, deja de hacerme cosquillas”-

Como única respuesta, ¿Qué clase de juegos hizo Mabel después de que ella salió de la habitación para que una patada en las costillas contara como una “cosquilla”?

Después de cerrar la puerta, acomodo su cabello y busco en su bolsillo su espejo para revisar su rostro y no se notaran las ojeras debajo del maquillaje, el insomnio no la había dejado en paz durante varios días, ansiosa, nerviosa, temerosa de que sería lo que pasaría con su vida de ahora en adelante, quizás para las chicas que duermen a su alrededor el futuro significa alguna cosa muy muy lejana o tal vez todo lo contrario, solo saber que harán mañana debe ser pensar demasiado hacia delante para ellas, Ignorancia, divino tesoro de los que no tienen miedo a lo que pasara mañana, quizás debería de envidiarlas, después de todo no hacía muchas semanas era como ellas. Su vida era como un reloj que siempre marchaba perfectamente, no tenía que preocuparse por cosas como el futuro, cada paso que daba era marcado por el Tic tac de un invisible reloj que siempre la perseguía a todas partes a las que corría, del que por más que se escondía no había podido escapar, ahora esa marcha que guiaba su vida ha desaparecido, muchas veces sintió que solo se trataba de una marcha fúnebre cuyo único consuelo era saber que llegaría a su fin tarde o temprano, solo cerraría los ojos un día, y todo habría terminado, ya fuera por gracia de algún “amigo” de su padre en sus negocios negros, o algún simple, afortunado, y liberador accidente, uno que lograra que la pequeña bailarina dentro de la burbuja de nieve conociera el dulce sabor de la libertad, aunque solo fuera por los breves instantes antes de llegar al suelo, y finalmente paso, el baile de máscaras de gente hipócrita a su alrededor que ocultaban sus bestiales rostros detrás de la máscara de una sonrisa tan retorcida que era evidentemente falsa, simplemente desapareció junto a aquel reloj invisible que la controlaba, incluso aquella campana que la hacía bajar la cabeza solo con un corto ting ting recordándole que no debía de pensar, solo obedecer, justo como lo hacían todos los que escuchaban aquella campana en la mansión, todo desapareció el mismo día, el mismo día que conoció el significado de una autentica sonrisa, y el mismo día que se dio cuenta de cuan fuerte podía llegar a ser, todo inicio entonces, aunque ahora no sabía si estaba temerosa o ansiosa, de vivir con un destino planificado al más mínimo detalle, ha simplemente no saber qué es lo que pasara mañana, el mejor ejemplo de en lo que se había convertido su vida era esto, allí estaba ella parada en la planta baja de una casa de clase media escapando de los ronquidos de sus compañeras de habitación sin la más remota idea de que cosa debería de hacer, la sala frente a ella se ve diferente de la de su actual “hogar” sería mejor llamarla sala de reuniones, aunque logro conquistar algo de libertad, seguían siendo muebles muy caros para ser tocados, los muebles estaban atiborrados de chucherías, o al menos así le habían enseñado sus padres a llamar cualquier cosa que su costo fuera inferior a tres ceros, la alfombra bajo sus pies no sería llamada alfombra, era muy claro que los gemelos Pines se la Vivian corriendo alrededor de la mesa de centro, y por lo visto también sobre ella, donde había un montón de revistas y controles remotos por todas partes, más una clara marca de un zapato, allá en una esquina estaba un repisa con trofeos, no le sorprendió descubrir que todos los de logros académicos eran de Dipper, aunque Mabel también tenía los suyos, todos por deportes curiosamente más grandes que los de Dipper, no se podía evitar eso, después de todo no es lo mismo una medalla por deletreo que un trofeo de campeona de goleo, por allí descubrió uno de minigolf, y la foto de Mabel como campeona de minigolf, al menos hasta ahora, ha llegado una nueva retadora, y por lo que se ve en la fotografía, es un campo de golf mucho mejor que el de Gravity Falls, finalmente lograran saldar cuentas y saber cuál de las dos es la mejor, y esta vez sin liliputienses que hagan trampa, pero un pequeño gruñido en su vientre la hizo olvidar sus planes de revancha.

 

-Donde, ¿Dónde estará la cocina de este lugar?-

Se preguntó al sentir que su estómago le pedía algo de comer, ser la ganadora de la apuesta de Mabel tiene poco merito si no cobra el premio, aunque algo en su interior le decía que la famosa apuesta que le conto anoche Dipper nunca saldrá a la luz si la Crupier se comía las apuestas, en la parte de arriba estaban la recamara principal, un pequeño estudio, un baño y el cuarto que ahora es de Mabel

 

–Este lugar es absurdamente pequeño-

Murmuraba mientras se preguntaba si sería descortés el buscar algún refrigerio por su cuenta, aunque, es la casa de Mabel, quizás no… o, pensándolo mejor, quizás tienen la despensa con candado y no pueda conseguir nada

 

–Quizás la cocina este aparte del resto de la casa, o quizás sea una de esas cocinas al aire libre-

Aunque siempre trato de mostrarse segura de sí misma, no tenía la más mínima idea de que era lo que estaba haciendo a pesar de que ya había estado aquí antes con sus padres, no había retenido absolutamente nada del lugar en su memoria.

 

-Hoooo ¿ya despertaste cariño?-

Esas extrañas palabras no podían estar dirigidas a ella, pero el sonido de una batidora encendiendo la hizo girar la cabeza para encontrarse el rostro de la señora Pines casi sobre ella, la miraba desde el otro lado de una barra lo suficientemente alta para obstruir su mirada que separaba la sala de la cocina y era usada como desayunador.

–Seguro te gusta practicar algún deporte-

-Bueno, de hecho si, lo hacía, aunque en realidad era más para…-

La familia Pines es rara, pensó en ese momento la niña rubia, solo unas palabras con la madre de Dipper y estaba a punto de revelarle que los deportes que practicaba nunca le gustaron, que solo lo hacía para complacer a sus padres.

 

-Ya veo-

Dijo la mujer mientras rodeaba la barra para tomar a la niña de la cadera y subirla en un banco para que se sentara.

–Sabes, no estoy muy orgullosa de eso, pero, yo también quería obligar a Dipper a que practicara un deporte que a mí me encantaba ¡HOKEY! ESE SI ES UN DEPORTE QUE FORJA EL CARACTER-

La confusión se dibujó en el rostro de Pacifica al escuchar esas palabras mientras la mujer apagaba la batidora y probaba un poco de la pegajosa sustancia amarillenta en su interior, para Pacifica era bastante evidente a quien se parece Mabel.

 

-No, no comprendo- se atrevió a contestar.

 

-Vamos, quizás tus padres tengan los medios para pagar un costoso entrenador personal, pero-

La mujer tomo el tazón y con su dedo tomo de esa cosa amarillenta en su interior.

–Todos los padres somos iguales-

Que ella introdujera casi a la fuerza esa cosa parecida a pus en su boca la hizo asquearse, pero el dulce sabor en su lengua la hizo arrepentirse de su reacción inicial.

–De uno u otro modo, buscamos lo mejor para nuestros hijos, aunque ellos no puedan entendernos, o nosotros a ellos ¿Qué tal esta?-

 

-¡Rico!-

Contesto la rubia sin poder evitar sacar su lengua un poco para probar lo que había quedado sobre sus labios.

 

-Espera un poco, que esto va a ser mucho mejor-

Dijo la mujer mientras sacaba un plato extendido de la alacena y lo colocaba al lado de la estufa, sin embargo, cuando estaba buscando un sartén, volteo su mirada a su pequeña invitada, los ojos de la señora Pines se veían algo extraños, aunque conoció muchas miradas de personas sospechosas en su vida, no lograba entender la mirada de la mujer frete a ella.

-Yo…-

Comenzó a decir lentamente mientras buscaba bajar del banco en donde estaba sentada la rubia.

-¿¡Quieres ayudarme!?-

Más que una pregunta sonaba a una orden dada por un comandante a un subordinado, aunque ella no lo sea, era difícil decir que no cuando ese comandante te duplica en estatura, con una sonrisa dio unos pasos y pudo levantarla con mucha facilidad, si, fue algo vergonzoso ser levantada de esa manera, pero se sentía más avergonzada de estar parada sobre un banco al lado de la señora Pines frente a la estufa mientras ella le amarraba un delantal en su cadera para que la ayudara en el desayuno sin arruinar su ropa

–Lista-

Dijo la señora Pines mientras contemplaba su obra, desde que conoció a la niña rubia le pareció tan linda como una muñeca, y tenerla sobre una repisa con un delantal parecía comprobarlo

–¡Te vez tan adorable!-

Los instintos de Pacifica se encendieron en alerta máxima al sentir un aura extraña de parte de la mujer frente a ella que por momentos le recordó a Mabel cuando los espiaba “escondida” detrás de unos arbustos en su excursión al centro comercial.

 

-Hee, ¿señora Pines?-

 

-Ho vamos querida-

Dijo la señora Pines con un tono de voz bastante suave

–Puedes llamarme…-

Pero la mano de la pequeña arriba la detuvo de inmediato.

 

-Tendrá que disculparme-

Dijo la pequeña

–Pero mis padres se sentirían muy disgustados si se enteraran que le he faltado el respeto a mis mayores-

Tal como esperaba, la niña tiene modales muy finos, y evidentemente tener tantas confianzas como llamar a un adulto por su nombre no era algo que ella estuviera acostumbrada a hacer, aunque ella es amiga de sus pequeños, pareciera que está totalmente fuera del mundo, bueno, eso ya lo sabía, no por nada es la comandante de equipos “especiales” de la marina, y por lo mismo pudo notarlo. Miedo, hay algo de miedo en la voz de la niña, pero no era miedo hacia ella, esta tan acostumbrada a que le teman que es evidente para ella cuando alguien no le tiene un saludable nivel de miedo es un problema que deberá de solucionar, pero esta niña no es un Navy Seal, así que no lo hará con ella, por el momento, era a algo más, si sus deducciones no estaban mal, la pequeña le tiene miedo a sus padres, para alguien como ella es fácil lograr obtener información de las maneras más, “eficientes” así que ya lo tenía todo planeado, inicio su acercamiento a la pequeña con un tema común para cualquier niño, el sentirse presionado por las expectativas que ponen sus padres sobre sus hombros, cuando estas son normales, los niños ni siquiera las llegan a notar, como en el caso de ella cuando ve a Mabel jugando golf, ella desea que gane, pero no por eso quiere que gane algo en “nombre de ella” si le preguntaran lo mismo a Mabel, ella se habría puesto a presumir sobre lo buena que es, pero esta pequeña dudo, está usando todo el encanto de una ama de casa para aproximarse a la pequeña, y cuando le ha ofrecido cruzar la barrera de niño-adulto con ella al llamarla por su nombre, la pequeña retrocedió de inmediato y regreso a ponerse a la defensiva, aunque eso no es necesariamente malo, si se presenta ante ella como una tabla de salvación la pequeña podrá abrirse a ella.

-¿Señorita Pines?-

Solo eso necesito Pacifica para que la mujer saliera de los profundos pensamientos que parecía tener en ese momento la madre de sus amigos por haberse quedado callada lo suficiente para que Pacifica se incomodara por el silencio, sus padres habían dejado muy en claro para ella que a las damas como su madre les gusta que les digan “señoritas” aunque al mirarla con atención esta mujer no se parecía nada a su madre, su rostro parece ser amable, sus ojos son vivos y parecen arrastrarla a donde quiera que quieren ir, la piel de la señora Pines no está cuidada con esos carísimos productos que usaba su madre en su rutina de belleza diaria, pero parecía más suave, más juvenil, se le notaba ligeramente bronceada y su cabello está amarrado con una pinza pero a pesar de que su madre le tiene pánico a las canas, no puede ver ni una sola, ¿será que es otra de esas cosas que sus padres le decían que no son ciertas para tenerla entretenida y que no hiciera preguntas?

-¿Está usted bien señorita Pines?-

La fuerte presión a su alrededor no la dejaba respirar apropiadamente, aunque la realidad es que el pecho de la señora Pines no le dejaba ni abrir los ojos mientras sentía que la mujer frotaba su rostro sobre su cabeza.

-¡Eres adorable!-

Decía la mujer en una mezcla de chillido y grito entusiasta, definitivamente la madre de Dipper parece una versión más adulta de Mabel.

-¿Cómo es que mi pequeño Dipper pudo hacerse amigo de una princesita tan linda y adorable?-

Decía la mujer mientras estiraba sus brazos para poder contemplar a la niña que casi asfixiaba entre sus brazos, aunque no se había cambiado de ropa, (o al menos eso parecía) la niña en sus manos le parecía una versión miniatura de las princesas de cuentos de hadas, con un mandil, educada, aparentemente muy respetuosa pero sin duda recibió una educación muy dura para que no se permita hablarse por su nombre con una mujer adulta.

-No, vera, yo, en realidad no soy-

Tartamudeaba un poco la rubia sorprendida por la actitud de la mujer, y que la pudiera sostener en el aire con tanta facilidad, aunque en realidad se sentía muy feliz por dentro, finalmente la habían vuelto a llamar “princesita” durante años se esforzó muchísimo porque sus padres volvieran a llamarla así, sin mucho éxito.

-Pero es que lo eres princesita-

Aparentemente la señora Pines va a tomar eso como un apodo para Pacifica.

–Tu cabello es rubio, tus ojitos son azules, tu piel es muy suave y tersa, Y Dipper estaba en lo correcto, tu cabello huele a rosas y champaña-

-¿¡Cómo supo eso!?-

Se quejó la rubia mientras la ponían de regreso sobre el banco y la mujer se ponía a preparar, lo que sea que estaba preparando.

-Mi hijo comenzó a escribir un diario y allí escribió sobre ti y la fiesta que organizaron tus padres-

Pacifica estaba algo molesta con Dipper por hacer algo como escribir un diario y que seguramente allí escribió sobre “eso” que paso esa noche, fue muy clara con el sobre que ambos fingirían que “eso” jamás había pasado, aunque técnicamente el no falto a su palabra de no decirle a nadie, le extraña que el paranoico de Dipper cometiera un error tan grande como el escribir un diario con sus secretos, si fuera un investigador paranormal serio, no dejaría que nadie pudiera leer sus secretos tan fácilmente, eso también explicaba porque también Mabel sabia sobre el asunto del “abrazo que jamás paso”

–Aunque al principio pensaba que se trataba de un cuento de misterios y fantasías que estaba escribiendo, hasta Mabel me hablo en sus cartas sobre lo que estaba escribiendo su hermano, cuando pude leer el diario que escribió todo quedo claro, no esperaba que el fuera tan imaginativo, si lo pule lo suficiente, seguramente será un bestseller-

Allí está el porqué, seguramente en su diario Dipper escribió sobre las cosas paranormales que vivió en sus vacaciones de verano y al ser seguramente tan bizarras nadie nunca pensaría que fueran cosas reales, en las lecciones de negocios que le inculcaron una de las más importantes era la de “evitar la ceguera a las oportunidades” durante los “dulces años 20s” Paul Warburg gritaba en las calles a sus amigos y socios que llegaría una gran caída en la bolsa de valores de Nueva York trayendo una gran crisis social y económica, nadie le hizo caso hasta que fue demasiado tarde, eso fue el famoso Crack del 29 y el inicio de la gran depresión.

–Y cuando leí sobre ti-

Creo que es mejor olvidar la lección de historia, la Señora Pines está diciendo algo más interesante.

–Pensé en llevar a Dipper a alguna terapia-

La mujer tomo la mano de la niña y la hizo sostener el sartén, aunque era más pesado de lo que esperaba, Pas usa su otra mano para poder sostenerlo mientras es guiada a meter la parte de abajo del sartén en la mezcla empapándolo, aunque esto la confunde, decide seguir adelante mientras la mano de la mujer la hace poner el sartén de cabeza sobre el fuego de la estufa.

–Por las cosas que escribió de ti pensaba que él podría estar de alguna manera mal, parecías una especie de monstruo o algo así-

Un suspiro de resignación salió de la niña.

-En realidad, no puedo culparlo por eso, cuando los conocí, ni siquiera me importo lo que llegaran a pensar sobre mí-

La pasta se había terminado de cocer y ahora parecía una tortilla de harina muy fina, un poco de fuerza de parte de la señora Pines le indico que era momento de levantar el sartén y llevar la ¿tortilla? Al platón, esta se soltó del fondo del sartén muy fácilmente al volver a ponerlo derecho.

–En realidad, quisiera disculparme por haberlos tratado tan mal en aquel entonces-

Las manos de la señora Pines la guiaban, pero no por eso no ponía atención, sus sentidos se concentraban en lo que estaba haciendo, todas las lecciones que recibiera debían ser aprendidas perfectamente, así es como debía de ser, no tenia de otra.

–Yo, no sabía lo que hacía en aquel entonces-

La mano de la señora Pines la soltaron, pero ella continuo repitiendo el movimiento que le había enseñado sumergiendo el fondo del sartén en la pasta y llevándolo de nuevo a la estufa, estaba bastante concentrada en ello como para notar las miradas que la señora de la casa le hacía mientras ella estaba concentrada en no dejar que se quemara la pasta.

-No tienes que preocuparte por eso-

Decía la mujer mientras buscaba algunas cosas en la alacena y miraba por el rabillo del ojo a su asistente.

–Dipper y Mabel ya te perdonaron, si no fuera así, Dipper sería el primero en decirlo, siempre que algo le disgusta no se detiene para decirlo, aunque me gustaría que fuera más abierto con los demás, seguramente fue más  fácil que Mabel te perdonara que él, como siempre han estado juntos desde pequeños, es natural que él sea sobreprotector con su hermana-

Una pequeña sonrisa se torció en el rostro de la rubia, aunque se sentía feliz por lo que le dijo, aun se sentía culpable por sus malos actos del pasado.

–Normalmente Dipper tiende a ser más, un poco más rencoroso, no le gusta que maltraten a Mabel aunque ella puede haber olvidado en menos de cinco segundos lo que pasara, es, es una de las cosas que me preocupan, Dipper es, demasiado tímido para socializar, y no tiene amigos en la escuela-

En eso tenía razón la señora Pines, solo ha pasado una semana yendo a la escuela con los gemelos, y ya se dio cuenta que Dipper es la victima favorita de los buscapleitos, cuando alguien le hace algo, lo que más le duele a Dipper es escuchar las risas burlonas de los demás que la “travesura” de la que fuera víctima, aunque interiormente eso la hizo relajarse mucho, Dipper no se volvió arrogante o buscapleitos después de todo lo que había vivido, aunque en algunas ocasiones pecaba de arrogante cuando estaba en lo correcto, pero eso era algo fácil de controlar, en otras palabras, seguía siendo el Dipper que conoce, pero no por eso dejaba de sentirse culpable, si las personas que la conocieron en Gravity Falls la vieran ahora siendo una de las amigas de Mabel Pines pensarían que el mundo se va a acabar, otra vez.

–Pero si algo le pasa a su hermana es capaz de todo, si sintió que la amenazabas es seguro que no te vería con buenos ojos, al menos así fue al principio, después su opinión de ti fue muy distinta, muy muy distinta-

También en eso tenía toda la razón aunque pudiera evitar sorprenderse de que Dipper escribiera cosas buenas de ella, no pudo evitar que la curiosidad la invadiera por saber que más había escrito sobre ella en su “diario”

–Aunque también llegue a pensar algo más, ya sabes lo que dicen de los chicos cuando aún no dejan de ser niños y hablan así de alguna niña, es porque les gus, huele a quemado-

Rápidamente la rubia cae en cuenta de su error y quito el sartén del fuego para dejar caer la costra quemada sobre el platón.

-¡Lo siento!-

Se disculpó la niña avergonzada de haber dejado que se quemara lo que la habían puesto a hacer, si fuera alguna de sus clasees particulares normales solo podía significar que su maestro se retiraría y seria citada a responderle a su padre por haber cometido una falta durante su instrucción y hacer perder el tiempo a sus instructores, y mucho dinero a sus padres, pero no había soltado el utensilio de cocina apretando fuertemente el mango con sus manos, no quiere dejar de intentarlo.

-Jajajaja, no te preocupes, en la cocina es normal que eso pase las primeras veces-

La tranquilizo mama Pines mientras tomaba un pedazo de la “tortilla” que había quedado bastante crujiente, parece que Dipper no es el único interesándose mucho por alguien en especial.

–No está mal-

Con esas palabras le puso una hojuela en la boca a la rubia para que lo probara

-¿No sabes que a veces los grandes descubrimientos en la cocina fueron accidentes?-

Aunque ya no le estaba poniendo tanta atención la rubia, la respuesta le indico que no estaba mal que siguiera intentándolo y eso es lo que va a hacer, además, su orgullo se había herido y no se permitiría de nuevo un error, estaba intentado hacer otra, aunque un poco más “enérgica” de lo que debía, cuando el humo de la cocción comenzaba a sentirse chamuscado, la mujer tomo de nuevo la mano de la niña

–Tranquila, aunque tener tantas energías es bueno, cocinar no es un acto puramente mecánico-

La niña la veía confundida.

-Pero, si lo es-

Dijo la rubia más como una pregunta vedada, esos ligeros cambios en el tono de voz de una persona pueden decirle tanto a quien tiene el oído educado para buscarlos, mientras la mujer guiaba de nuevo a un ritmo más suave las manos de la niña, un suave sonido salía de los labios de la mujer indicándole el ritmo con el que debía mover sus manos.

–Son solo ingredientes adecuados  y de calidad, cocinados de determinada manera, por determinado tiempo-

La suave risa de la mujer no parecía ni burlona ni fingida.

-¿Eso crees?-

-Si, en la cocina de la mansión estaba escrito sobre la puerta “Servivitque meditatae in deliciis ciborum subtilitas gestu” Una comida preparada con esmero y servida con delicadeza, es un gesto de elegancia-

 

Dijo en un tono algo más resignado que elegante aunque ella trato de darle ese tono a su voz.

-¿Eso no es un poco largo para estar escrito sobre el dintel de una puerta?-

-La cocina era grande, en serio grande-

Por alguna razón ambas se sintieron tan relajadas que comenzaron a reír un poco.

-En parte eso es cierto-

Dijo la mujer mientras tomaba el sartén para acabar con lo que quedaba de la pasta, ya que la falta de experiencia de Pas no la dejaría terminar de usar toda.

–Pero omitieron algo importante en esa frase cariño-

La dulzura con la que la señora Pines la trataba llegaba a sentirse incomoda, quizás por la falta de costumbre, o quizás por saber que solo en este lugar alguien le hablaba de esta manera tan diferente, aunque en realidad, era la idea de que este momento tan extrañamente agradable no se volverá a repetir nunca más.

–“sed etiam actus caritatis”-

En realidad nunca se preocuparon por enseñarle latín suficiente, después de todo es una lengua muerta, pero intuía a donde se dirigía la señora Pines mientras le pasaba otro bowl, al notar la cara de su asistente, la señora Pines tomo un poco del contenido y la invitaba a imitarla, esperando una respuesta, Pacifica la imito llevando a sus labios la pasta, al probar el dulce de la crema pastelera en su boca la hizo sonreír encantada por el sabor, esa era la reacción que la señora Pines deseaba, se agacho para poder susurrarle al oído.

 –“Pero también es un acto de amor”-

El clic de la estufa al ser apagada acompaño el color rojo a través del rostro de Pacifica, parece que la señora Pines logro entrar a donde quería llegar.

–La cocina va más allá de las vitaminas y las proteínas, la comida es un lenguaje que usamos para transmitir nuestros más profundos sentimientos, para expresar eso que no podemos expresar con palabras, usamos los diferentes colores, sabores y texturas de los alimentos, cuando pruebas algo hecho con cariño no puedes evitar sonreír al probarlo, cuando preparas algo pensando en las personas especiales para ti, incluso aunque trates de engañarte a ti mismo, interiormente deseas que alguien más alabe lo que has preparado, quieres saber que sientes al probarlo, todo eso se transmite en lo que estas cocinando y llega a ellos de maneras que nunca sospechas, ¿has leído el libro de “como agua para chocolate”? lo mismo pero menos dramático-

Expresar aquello que no podemos expresar con palabras, esa frase la impacto más de lo que esperaba, aunque llego a comer en los mejores restaurantes del mundo con sus padres, aquella fina y cara comida, solo era eso, comida, nunca le expresaron nada, incluso más de una le llego a saber insípida y el único placer de comerla era el número de ceros que podían permitirse al momento de pagar la cuenta, ya que al final solo era una cliente que pagaba mucho por un minúsculo plato y mientras dijera que estaba satisfecha con el servicio nada más importaba, aun sumida en sus pensamientos no dejaba de seguir los movimientos que hacia la señora Pines con una cuchara mientras ponía la crema sobre aquellas tortillas para después ponerles algunos frutos rojos encima, al final los envolvió como si se tratara de Burritos

-¿Crepas?-

Dijo al ver como la señora Pines usaba un mechero más parecido a un lanzallamas que a los que había visto en los restaurantes Franceses para tostar un poco por arriba las crepas.

-Así es cariño, Crepas-

-¿Pero no se supone que son un postre?-

-Eso quieren que creas, pero son muy versátiles, puedes ponerles casi cualquier ingrediente que desees-

-Pero, tienen crema pastelera, y fruta, ¿no es un postre?-

La mirada de la señora Pines parecía indicarle que estaba pisando terreno peligroso, después de todo, si es como Mabel.

–Crepas para el desayuno, creo que es una buena idea-

Dijo la Rubia con una sonrisa al saber que con eso la señora Pines volveria a sonreír y continuar con su lección, que ella sonriera mientras le pasaba una cuchara ya no debería de sorprenderla.

-Tu turno-

Con ligeras presiones sobre su mano, la señora Pines la fue guiando para que distribuyera de manera uniforme sobre la superficie de la crepa la crema pastelera y dominara el movimiento para que ella comenzara a hacerlo por su cuenta, la mano izquierda de la rubia comenzó a buscar los frutos rojos que había visto a la señora Pines agregar a las suyas imitando a la perfección la forma en como había visto que las hizo, pero.

-No solo me imites-

Dijo mientras le mostraba los demás ingredientes a su disposición la señora Pines, a un lado de la mesa parecía que había sacado todo lo que estaba en el interior de la alacena, había muchas cosas de formas y colores diferentes, quizás era idea suya, ¿pero eso de allí es un pescado seco?.

–Se creativa-

Aunque a ella le hubiera gustado y hasta el momento le ha estado yendo bastante bien, en realidad era la primera vez que estaba en una cocina y hacia algo como esto, pero si le parecía que la crema pastelera era algo, demasiado dulce para comenzar el día, busco entre los ingredientes algo para compensar el sabor tan dulce, pero se encontró de nuevo con el hecho que no sabía nada sobre cómo hacer que el dulce no fuera tan arrollador, así que lo mejor que podría hacer era, experimentar, pero antes de poner cualquier cantidad de cosas saladas sobre el crepe, decidió que lo mejor era probar cada cosa antes de siquiera pensar en ponerlo sobre la crema, la mujer a su lado la observaba complacida, la niña aunque completamente fuera de lugar, no se había acobardado, si es verdad que dicen que la casa de un hombre es su castillo, la cocina es territorio prohibido para los no iniciados, la parte sagrada del templo que solo aquellos con grandes habilidades pueden pisar sin miedo en sus almas, solo aquellos ingenuos que han entrado a la cocina ajena sin ser lo suficientemente hábiles saben la desgracia que puede traer sobre ti si insultas al dueño de la cocina, Pas puede considerarse afortunada al ser observada por la dueña de este territorio sagrado ya no como una intrusa, al observar los ingredientes que está tomando casi por instinto le da más y más información sobre ella a la señora de estas tierras, verla probando con delicadeza cada cosa le indica que en verdad es una novata, cuando ve algo que no reconoce pregunta, le agrada, no solo la reconoce como la dueña del lugar, también que es lo suficientemente curiosa como para no permitir que su orgullo la detenga, una cosa aquí, otra allá, la señora Pines encontró una digna aprendiz, podía fácilmente cruzarse de brazos y mirar como la pequeña ganaba confianza al moverse entre sabores amargos y ácidos, pero igual tenía sus manos atentas para ayudarle cuando la pequeña se lo solicitaba, no se rendirá tan fácilmente, es una guerrera como ella, algo que le gusto fue ver que aunque los ingredientes que usaba para disminuir el penetrante sabor dulce de la crema pastelera quedarían ocultos al doblar la crepa, Pacifica las colocaba con delicadeza e incluso los acomodaba como si fueran pétalos de alguna flor, la niña tiene un gusto refinado, pero no es la arrogante que esperaba que fuera, cualquier otra chica habría hecho ese arreglo para que se pudiera ver desde el exterior olvidando el resto de la crepa dándole mucho cuerpo a la primera mordida y un hostigoso dulce al resto, esas personas que le daban más importancia al como se ve que al como sabe, al final son personas poco confiables que hacen las cosas solo para agradar a los demás, para ella son las personas más odiosas, porque nadie se quedara con ellas hasta “el final del plato” ni tampoco ellas se acabarían lo que prepararon al ser más apariencia que sabor, pero, al acomodarlos de esa manera, le daba diferentes “tonalidades” con cada mordida, el sabor seria ligeramente diferente a lo largo de toda la crepa de principio a fin, la niña tiene el corazón en el lugar correcto, se veía satisfecha con su “arreglo culinario” aun cuando quedaba oculto por la crepa, ella sabe que lo importante esta por dentro, y lo mejor, lo entiende.

-Bien hecho, ahora, hay que darles el toque final-

Decía la señora Pines mientras usaba su mini-lanzallamas para darles el toque final con su mano izquierda, con la derecha acariciaba a la niña en la cabeza desarreglando un poco su cabello, Pacifica sin darse cuenta ha pasado una prueba al mostrarle a la señora Pines que entiende la diferencia entre buscar complacer a los demás y hacer las cosas con el corazón, aún tiene mucho que aprender, pero tiene potencial, la primera mala imagen que tuvo de ella está quedando en el pasado, en realidad ella no había leído el diario de Dipper ni le había creído a las cartas de Mabel hasta después de que los Northwest llamaron a su puerta, era en extremo sospechoso que una persona de tan alto status se aproximara a sus hijos y los dejara convivir de una manera tan libre con su propia hija, aun cuando uno de los chicos ayudara al otro de una manera tan desinteresada al otro como acostumbraba su pequeño Dipper, algo raro debía estar pasando, después de todo la pequeña debía estar acostumbrada a ser una señorita consentida, y lo estaba, los movimientos en sus manos la delatan, no está segura, a veces toma o muy poco o mucho de algún ingrediente dejando claro que nunca conoció otra cosa que no fuera la sal sobre la mesa, aunque su equipo está trabajando recabando información sobre los padres de la niña, ella era la que le daba más curiosidad, ya que parecía muy dispuesta a estar en este hogar, algo muy sospechoso en una niña heredera que normalmente son educadas para menospreciar a todo aquel que no esté a su “altura” en cuanto status social, pero aparentemente sus sospechas eran infundadas, todo se parece reducir a que es la pequeña la más emocionada con poder pasar más tiempo con Dipper y Mabel, no puede evitar sentirse orgullosa que su pequeño lograra darle tan buena impresión a la chica, o a sus padres que también parecen estar agradecidos con Dipper, ahora eso es lo más sospechoso, ¿Qué cosa fue lo que hizo Dipper en sus vacaciones de verano para ganarse el favor de Preston Northwest? a estas alturas, sin duda el padre de la pequeña debe estar moviendo sus influencias para averiguar todo lo que pueda sobre su hijo de manera similar a como ella lo ha hecho hoy, aunque está segura que no lograra los mismos resultados que ella ha obtenido con la misma facilidad mas que el record personal de Dipper, buenas notas, sobresaliente en vocabulario, malo en deportes, nada fuera de lo normal.

-¡Termine!-

Exclamo cuando las crepas por fin tenían un apetitoso color dorado, la mirada entusiasmada de la pequeña contemplando su primer “logro culinario” es imposible de fingir, cuando ella esta con sus hijos, es una niña común y alegre igual a sus hijos, bueno, no tanto, si fuera una copia de Mabel sería una pesadilla, aun puede ver en su techo los estragos de la última vez que intento enseñarle algo simple en la cocina a Mabel, aún no está lista para tomar con seriedad la estafeta de la cocina Pines, en verdad Dipper encontró a una chica interesante, que sea tan distinta de su hermana es algo bueno, comenzó a abrirse a los demás gracias a esta pequeña rubia que le provoco tanta desconfianza, pero todas sus sospechas están derrumbándose, incluso le ha comenzado a tomar cariño, y no tiene nada que ver con que le dijera señorita Pines (aja) pero, si sus padres planean algo sospechoso, Pacifica debe ser totalmente ignorante de ello, ahora no puede evitar mirarla con ternura, ella en verdad quiere ser amiga de sus hijos, o quizás…

-Listo-

La mitad de las crepas le habían tocado a la pequeña invitada estaban en un platón diferente pero al poner las dos charolas juntas no se notaba la diferencia entre unas y otras, así que nadie sospecharía que Pacifica había ayudado a preparar el desayuno.

-Muy Bien Pas-

Dijo la señora Pines mientras le quitaba el mandil a su ayudante

–Ahora solo debemos esperar unos segundos más para comenzar a desayunar-

Decía la señora Pines mientras pacifica subía al banco por si misma esta vez.

-¿Esperar?-

No tuvo que esperar mucho para tener su respuesta en forma de un bostezo.

-Buenos días-

Dijo Dipper aun adormilado mientras se sentaba.

-Buenos días dormilón-

Dijo la madre de Dipper al verlo arrastrando las sabanas

-¿Cuántas veces te he dicho que no te duermas tan tarde? Si sigues leyendo en las noches te vas a quedar ciego-

-Mama, eso es un mito, ¿lo sabias?-

Una charla matutina aparentemente normal para la familia Pines, incluso por ser sábado.

–Buenos días Pacifica-

La saludo aun con los ojos medio cerrados, pero ella pudo notar algo más, la señora Pines empujo un poco uno de los dos platones que habían preparado hacia adelante, no era el que ella había preparado, era el que la señora Pines había hecho, Dipper no probaría lo que ella había hecho, bueno, en realidad no los había hecho ella, todo había sido preparado por la señora Pines, ella solo estaba allí sin hacer la gran cosa, se decía a si misma, aunque si sintió herido su orgullo de que Dipper probara primero las que preparo su madre y no en las que ella ayudo a hacer, o eso pensaba, la mano de Dipper esquivo el platón de Mama Pines y fue directo por el que estaba más atrás tomando la crepa que estaba hasta arriba y dio la primera mordida.

–Ho, esto esta delicioso-

Pacifica cruzo miradas con la mujer que conocía mejor al torpe de la gorra a su lado y descubrió que le giñaba un ojo y le pasaba una crepa en un plato para que comenzara a comer, el rostro de la pequeña es un libro abierto ahora para los entrenados ojos de la señora Pines, no podrá guardarle secretos.

-Dippy, ve a despertar a tu padre, tenemos mucho que hacer todavía-

Con un poco de mala gana el pequeño pino bajo de su asiento y camino a las escaleras, no sin antes regresar por su crepa para terminársela por el camino sin notar siquiera como su madre miraba sospechosamente a su invitada

–¿Que se sintió que a alguien le gustara lo que preparaste?-

Pacifica golpeaba sus dedos índices como si tratara tímidamente de esconder su rostro detrás de ellos

–Aún hay muchas cosas que quiero enseñarte, así que siempre que quieras, serás bienvenida a mi cocina-

Durante todo el rato una voz detrás de su cabeza le decía que quizás sería la única vez que sentiría algo como lo que sintió esta mañana junto a la que hace unos días era una desconocida, que no era correcto que se sintiera parte de una familia como lo era la familia Pines, lo que se había convertido en su “modelo de familia común, y feliz” debía estar prohibido para ella, pero, aunque no lo sepa, ahora Pacifica será protegida por otro Pines que la está aceptando dentro de su familia.

 

 

 

Inofensivas oficinas gubernamentales en las afueras de la ciudad, no, las antenas satelitales gigantes sobre el edificio no son para operaciones de espionaje, no, no pasa nada extraño aquí, sí, hicimos un letrero de entrada con todo este texto porque no vamos a repetirlo cuando sea arrestado, así que, ¡no moleste!

Estacionamiento.

Un auto negro se detiene a la perfección en el cajón de estacionamiento, en la defensa posterior  puede verse una etiqueta que dice “toque el claxon si quiere ser arrestado” al perder el peso de sus ocupantes el sistema de suspensión permite que el auto se levante un poco más del suelo acompañado de un pequeño rechinido, los agentes Powers y Trigger caminan uno junto al otro hasta entrar al edificio que es en realidad algo pequeño, una puerta de una sola hoja los separa del exterior, los monitores en una pared están encendidos constantemente y muestran distintas imágenes de diferentes partes del mundo, se trata de una estación de monitoreo satelital “legalmente en desuso” que a partir de ahora será su nueva base de operaciones.

-¿crees que sea cierto?-

Pregunto Trigger al ver como su compañero jalaba una silla y se sentaba a trabajar en una computadora algo desactualizada.

-Trigger, nosotros no estamos para cuestionar ordenes, estamos para obedecerlas, si los de arriba dicen algo, nuestro deber es cumplirlo-

La parca actitud de su compañero ya debería ser una costumbre, pero el constante teclear de letras se había detenido, Trigger se preguntaba que tenía su compañero al notar que este tenía de nuevo su mano sobre su arma preparándose para usarla

–He repetido este experimento al menos 80 veces, y el resultado es el mismo-

-¿Experimento?-

Se preguntó Trigger a si mismo al estar acostumbrado que su compañero no le responda

-Afirmativo-

Le respondió Powers

–Desde que salimos de la central, he repetido este experimento setenta y nueve veces y el resultado es el mismo, incluso el tuyo ha resultado positivo sin lugar a dudas-

-Powers, espera, ¿de qué experimento hablas?-

Decía Trigger mientras se aproximaba a su compañero.

-Mira tu mano derecha-

No habría hecho falta que Powers se lo dijera, al dar un paso noto que su mano se encontraba sobre su arma de cargo, tanto él como Powers habían tomado la precaución de dejarla solo con una salva en la recamara y un cargador vacío para evitar accidentes gracias a lo que les habían dicho sus superiores en la reunión.

-¿Qué? ¿Qué no está pasando?-

Se cuestionó Trigger al notar que seguían reaccionando “espontáneamente” de esa manera, tomar sus armas de esa manera los tenía bastante preocupados a estas alturas ya que no lograban encontrar otra explicación que no fuera un síndrome de estrés post-traumático.

-Acércate-

Le dijo Powers, aunque desde donde estaba parado podía ver el monitor que miraba Powers, no tenía nada más que pixeles difusos por aquí y por allá, conforme llegaba a su lado, descubrió que se trataba de una imagen de trampa para evitar el contra espionaje, desde el punto donde se encontraba Trigger, no podría saber qué es lo que veía su compañero, para eso tendría que estar parado justo detrás de su compañero, otra foto de Dipper Pines estaba en el monitor, solamente que esta era bastante reciente.

–Esta fotografía ha sido tomada ayer mismo horas antes de nuestra reunión con los superiores-

En la foto se veía al chico Pines junto a su hermana recibiendo a su amiga Pacifica Northwest en la entrada de la escuela.

-No puede ser-

Dijo Trigger mientras veía que de nueva cuenta había tomado por instinto su arma -¿no deberíamos ser dados de baja por esto?- se cuestionaba seriamente Trigger al notar como su mano cobraba vida propia y buscaba su arma de cargo, un agente inestable es peligroso en campo, y peor aún ellos que se encargaban de la “seguridad doméstica” habrían muchos civiles en riesgo si ellos perdían el control durante una situación de estrés.

-Te equivocas- contesto Powers –nosotros no estamos mal-

-¿Cómo es que no podemos estar mal? Tomamos nuestras armas de cargo sin ninguna razón aparente, ¡somos un riesgo para la población civil!-

-durante nuestro entrenamiento nos enseñan a tomar nuestras armas en caso de que sintamos una amenaza, requiere mucho entrenamiento para poder convertirlo en un acto reflejo-

-pero eso es prácticamente imposible, para eso deberíamos de pasar por cientos de experiencias cercanas a la muerte-

-eso es teóricamente correcto- dijo Trigger mientras seguía golpeando con fuerza el teclado –pero ha quedado demostrado ahora, cuando sentiste que tome mi arma de cargo, reaccionaste en consecuencia de ello aunque no podías detectar la procedencia de la amenaza que me hizo entrar en guardia, tu cuerpo pensó que si me encontraba en una situación donde debería de preparar mi arma, tu deberías estar listo para disparar a la más mínima oportunidad, hemos alcanzado la cúspide del entrenamiento en inteligencia, nuestros instintos se refinaron a tal grado que no media el razonamiento en nuestros movimientos, ahora somos las perfectas maquinas que siempre debimos ser-

-¿Qué cosa nos pasó en Gravity Falls?- Se derrumbó Trigger contra la pared mientras decía eso, convertirse en una perfecta máquina de matar no se ve bien en ningún currículo.

-no tengo idea- dijo Powers mientras sus ojos se enfocaban en la pantalla sobre la figura de Dipper Pines –pero voy a averiguarlo-

                                                                                                                                                                                                                   

 

saludos, una disculpa por la demora y la pausa involuntaria, tenia un poco de trabajo extra.


Pero termine decidiendo que me gusta hacer cosas así, y aunque no tenga muchos reviews sigo disfrutando de escribir y narrar historias, de imaginar en mi cabeza los personajes moviéndose y enfrentando situaciones que salen de su normalidad y esperando a ver como reaccionan, ademas de que sobre estos personajes de esta historia no he visto mas que las típicas historias de copiar y pegar con Mery Sue y Gary Sue donde lo mas importante es ver siempre como envidias, discusiones, celos, inseguridad y corazones rotos son el tema principal de estas historias, ¿de que sirve leer una historia si no es para permitirte soñar un poco con cosas buenas o grandiosas que pueden pasar?

seguiré escribiendo solo por el placer de hacerlo, espero que aquellos que me acompañen, disfruten del paseo y pueda dibujar alguna sonrisa en sus rostros o en sus corazones de vez en cuando.
© 2018 - 2024 jgeg123
Comments4
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In
SelvlesdeVega's avatar

Me encanta la operación cocina de Ma Pines!