Cuatro Dias que Cambiaron la Historia 32

Capitulo 32.

Para Isabella las palabras de Phineas aun truenan en su mente, no puede entenderlo

-¿Porque él dijo eso? ¿Por qué ser tan categórico al hacerlo…?- decía Isabella.

Quizás era un error suyo… quizás mal entendió la situación… quizás no fue su Phineas el que dijo esas palabras… “deja de perseguir a Phineas” sonó en su cabeza, ella no puede parar de llorar, ¿qué paso?, las cosas estaban tan bien y ahora estaban como estaban, ¿debería de quedarse allí tumbada? Quizás, no quiere hacer nada, no quiere sentir nada, solo quiere olvidar esas palabras que salieron detrás de la puerta… sigue llorando Isabella, las lagrimas dejaran escapar tu dolor y quizás también el amor no correspondido finalmente salga de ti… así paso el tiempo, no supo por cuanto lloro, solo sabía que estaba obscureciendo más rápidamente, comenzó a sentir frio en su espalda… el viento frio comenzó a soplar y ella se da cuenta que solo tiene una bata de hospital encima aparte de su ropa interior, ahora entiende porque aquel marino se tapo los ojos al verla, por fortuna el frio la hace reaccionar y se endereza, pero no seca sus lagrimas las dejara salir todo lo que quieran, quiere que todo el dolor salga con ellas, sus ojos están nublados por el llanto, pero estar perdida en un lugar desconocido le podria ganar a cualquier otra chica… pero no a ella… ella es la líder de la tropa de exploradoras 46231 y esto no es nada, comienza a buscar ramas y amontonarlas para crear una fogata, la bata de hospital es muy incómoda por no dejarla moverse sin quedar expuesta a los elementos, mete los brazos por las mangas y la gira para que la abertura le quede al frente, con pequeñas ramas hace agujeros e improvisa unos botones, ahora la bata la podrá proteger un poco más del frio, toma una rama, revisa si trae zapatos para usar los cadetes pero esta descalza, mira a su alrededor, las lagrimas pararon sin que ella lo quisiera, sus ojos encuentran una enredadera entre los arbustos, va por ella, la toma y comienza a trenzarla, amarra una punta de la rama que tenía en sus manos y forma una especie de arco, por allá un tronquito seco, lo levanta y va donde está la madera que reunió, toma otra rama y la pasa en su arco, lo acomoda sobre el tronco con la yesca, toma un madero más fuerte y lo pone en la punta del palo para poderlo girar libremente sin lastimarse la mano para poder comenzar su labor, tarda más de lo que ella recordaba, pero ya tiene las brazas para encender su fogata, ya es de noche, si falla… no tendrá modo de sobrevivir.

-¿Realmente quiero sobrevivir?- Se dijo así misma. -Phineas ya reconoció que nunca seré nada para él… ¿vale la pena seguir?-
Pero su instinto de supervivencia es más fuerte que sus dudas, mientras ella se cuestionaba, las llamas comenzaron a crecer y a tomar posesión de la madera que reunió, el tronido de la madera es el único sonido que se escucha, pero para ella esta el constante “jamás me casare con Isabella” tan fresco como si lo acabaran de decir, se deja caer sobre su espalda, mira al cielo estrellado, se da cuenta que hay algo de luz.

-Esta noche habrá luna llena… habría sido tan lindo que Phineas…-

No puede negarlo, no puede mentirse, no puede engañarse, ella está enamorada y perdidamente, pero en este momento le duele el corazón porque ella ha escuchado que Phineas nunca la vera del modo que ella quisiera, Isabella… la tristeza pone su velo sobre el rostro de ella, ¿parara de llorar? tantos momentos compartidos, tantas alegrías, tantas risas, tanto… amor… arrojados a un saco roto y ahora, esta realmente sola, sin sus amigas que siempre la han apoyado para estar junto de Phineas ayudándola y llevándose a sus límites para estar a la altura de los proyectos de los hermanastros, cuando regrese a casa todas esas insignias de “ayuda al vecino” terminaran tiradas en el cesto de la basura, cuando regrese…

-¿Quiero regresar?- Se preguntaba Isabella, dudas y más dudas en su mente, confusión y desesperación, no hay nadie que la pueda entender, nadie que la venga a ayudar, nadie que la esté buscando… algo raro sintió en su pie, se endereza y encuentra a un pequeño cachorro lamiendo la planta de su pie, el pequeño al verla enderezarse parece asustarse, ella mantiene sus piernas estiradas y se queda quieta… el pequeño regresa y sigue lamiéndola en la planta de su pie, si no estuviera tan triste eso la haría reír, pero ve con curiosidad al pequeño.

-¿También estas solo?  Yo estoy sola como tú… quizás podamos hacernos compañía- Ella se endereza y mira al cachorro, no está en muy buena condición, el pequeño está un tanto flaco.

-¿Tu mama te abandono? ¿Tienes hambre?-

Ella apenas dijo eso cuando el pequeño comenzó a mordisquear a sus dedos, ella retiro su pie, los dientes del pequeño son filosos y la habían lastimado, pero ella no pudo culparlo.

-Disculpa… pero no tengo nada para compartirlo contigo, creo que esta noche pasaremos hambre-
Un extraño sonido se escucha, ella mira alrededor, lejos de los límites que marca su fogata algo está allí.

-¿Phineas?- ella baja la mirada al suelo –Isabella, eres una tonta… es claro que él no vendrá a buscarte, quizás ni se ha dado cuenta que no estoy, esos barcos voladores de seguro lo tendrán ocupado uno o dos días antes de que se acuerde de mi-
Desafortunadamente ella está en lo correcto sobre que el sonido que escucha no es lo que quisiéramos esperar, ni siquiera algo bueno, ella levanta la mirada y se da cuenta que hay una docena de ojos mirándola… dando de vueltas alrededor de la fogata, un patrón de los depredadores cuando encuentran una presa, pero ella no se asusta.

-Los animales salvajes no se acercaran al fuego estamos a salvo pequeño…- Dijo mirando al cachorro junto a ella que había comenzado a jalar su bata rompiendo unos de sus “botones”.

-¿De qué especie eres?-

Miro con más detalle al cachorro, su carita parece un triangulo igual que sus dos orejas, su pelo es entre blanco y un color miel o naranja junto a franjas color negro, su nariz afilada, y sus ojos cafés, ella comienza a buscar en su memoria las especies de animales que habían en la guía de las exploradoras, puede recordar una imagen en su mente… dentro de las especies extintas en estado salvaje.

-¿Canis Lupus Baileyi? … un lobo mexicano… ¡¡UN LOBO!!- grito asustada mientras se levantaba rápidamente.

Desgraciadamente así es, el lobo Mexicano no es un animal salvaje común, hace poco tiempo estaba extinto en estado salvaje, los últimos lobos Mexicanos existentes estaban en cautiverio, eso solo significa… que esos lobos no le tienen miedo ni a los humanos, ni al fuego, la manada de lobos a su alrededor comienzan a acercarse y entran a donde la luz de la fogata ilumina el terreno, todos esos lobos están flacos y hambrientos, con los ojos brillando al saber que tienen frente a ellos al primer alimento en mucho tiempo, ella se levanta y mira a los lobos acercarse, mira sobre su hombro y atrás de la fogata han salido más lobos.

-¡Es imposible que sean tantos! ¡Solo deberían de ser unos cuantos! ¡¡Son demasiados!!-

Aquellos lobos serán pequeños, pero hacen honor a su denominación de “Mexicanos” son animales extremadamente adaptables y sociables, no les importara compartir la comida con otros, todos los lobos comienzan a mostrar los colmillos para atacar a Isabella, no sabe qué hacer, no tiene a donde escapar, un lobo comienza a avanzar y se dispone a empezar, el brinca para atacarla dirigiendo sus colmillos al cuello de ella, Isabella cruza sus brazos frente a si en un vano intento por protegerse mientras cierra los ojos esperando el fin, se escucha un gruñido, un chillido, ella… está bien, abre los ojos y el lobo que la ataco esta en el suelo frente a ella, otro lobo acaba de llegar, a diferencia de los otros, este está bien alimentado se ve fuerte, sano y comienza a mostrar los blancos dientes a los demás lobos.

-¿Tú eres alfa?- Dijo Isabella al pensar que ese lobo era el líder de la manada, los otros lobos se reúnen atrás de su compañero caído, aquel lobo no es parte de su manada… entonces es un enemigo, comienzan el contraataque, se lanzan sobre aquel lobo extraño atacándolo de frente, el lobo se prepara para rechazarlos pero es embestido en su costado por otro que salió desde las sombras, mientras otros dos toman a su lastimado líder de la piel para comenzar a retirarlo del campo de batalla, Isabella ha caído sentada sobre el suelo dándole la espalda a la fogata, ella tiembla de miedo porque sabe que gane quien gane, ella será el premio… suficiente alimento para que el ganador tenga el estomago lleno por mucho tiempo, el pequeño lobezno gruñe y ladra al lobo que esta lastimando a sus compañeros y padres, la batalla es cruel y dispareja, a pesar de ser tantos, ellos están sin comer desde hace mucho, y aquel lobo al ser solo uno no podrá contra ellos, no importa cuán fuerte sea, ninguno de los dos bandos ganara algo… Alfa se recupera y con sus gruñidos les indica a sus compañeros que lo jalaban que ataquen a la presa mientras su enemigo está ocupado defendiéndose, ambos lobos corren hacia Isabella, y se arrojan sobre ella, aquel otro lobo que parece proteger a Isabella se da cuenta y corre a interceptarlos, los toma por las patas delanteras con su hocico y haciendo un arco con su espalda los hace girar en el aire y los azota contra el suelo sobre sus lomos… Isabella nunca ha visto a un animal pelear de ese modo, ¿será también un animal domesticado? ¿Quizás de algún circo? Ningún animal podría hacer unos movimientos como esos solo por instinto, ambos atacantes se levantan y retroceden con el grupo gimiendo de dolor, todos los lobos están desesperados, hace mucho que no pueden probar alimento y estar gastando energías en un combate largo es en este momento es un lujo que no se pueden dar, Alfa se levanta y aúlla para llamar a los otros, se preparan para atacar en grupo, comienzan a rodear a su adversario,  Isabella sigue mirando esa batalla por la subsistencia que se libra frente a ella.

-La vida de estos animales ha sido muy dura-

Dijo Isabella mientras miraba como los lobos menos lastimados protegían a sus heridos y se preparaban para el combate, aquel lobo que quizás la protegía para ganar el premio de sus carnes, estaba también muy lastimado, sangraba de las heridas provocadas en su cuello y lomo, se mostraba muy cansado, ya jadeaba y el vapor salía de su hocico mientras respiraba fuertemente recobrando el aliento, todos estaban cansados, pero peleaban por su supervivencia, aquel lobo se sentó sobre sus patas traseras y lamio su hocico, movió sus patas delanteras para tomar una posición más… ¿serena? Agacho su cabeza y miro directo a Alfa, los miembros de la manada ocultaron sus dientes y se sentaron en el suelo, solo Alfa se mantenía en posición de atacar, aquel lobo solitario había lanzado un reto… un reto por el liderazgo de la manada, aquel lobo se enderezo y se preparo para el combate, ambos lobos se arrojaron el uno contra el otro mostrando sus colmillos y gruñendo salvajemente, la pelea era fiera, ambos animales no cedían un palmo de terreno sin ofrecer una resistencia única, rodaban por el suelo buscando herir seriamente al contrario pero había claramente una línea de donde no cruzaban… la línea que separaba a Isabella de la manada… aquellos otros lobos observaban la pelea, luego la miraban y lamian sus hocicos, saboreándola anticipadamente, el combate entre ambos lobos era simplemente una forma de acortar las cosas, dejarían de pelear entre ellos para poder compartir la presa según sus reglas, Isabella sabía que no importaba si corría, no podría escapar, y de todos modos no quería hacerlo, se sentía vacía… sin deseos de nada.

-¿Realmente Phineas no me vendrá a buscar?- se preguntaba en medio de todo aquello.

Podrá estar como un trofeo para el ganador de esa pelea por la sobrevivencia, ser un suculento platillo Mexicano-Judio, pero… aun pensaba en Phineas… el chillido de uno de los lobos marco el final de la batalla, Isabella busco al que sería su ejecutor, el ganador había sido aquel lobo que recién llegaba al grupo, se giro hacia Isabella y todos los lobos se levantaron y caminaron atrás de su nuevo líder, el viejo líder de la manada se levanto, y cojeando se puso al lado del que lo derroto, todos los lobos comenzaron a mostrar sus colmillos y se agacharon para arrojarse sobre ella, listos para alimentarse, Isabella en un impulso extraño tomo al cachorro y lo abrazo como si se tratara de Pinky… los lobos se detuvieron… ¿la llave a su salvación era tomar como rehén al cachorrito? Pero ella bajo al pequeño y lo empujo suavemente con sus palmas.

-Vete ya… ve con tu mama… y crece grande y fuerte…-

El cachorro camino un poco frente a ella, giro la cabeza y la miro, levanto las pequeñas orejas puntiagudas, el nuevo Alfa también las levanto… todos los demás lobos lo hicieron… algo estaban escuchando que los puso en alerta… Isabella también se puso a escuchar.

-¿Qué es eso?- dijo Isabella cuando comenzó a escuchar en los ecos del cañón un sonido muy extraño.

-¿Cascos?-

Ese era el sonido que escuchaba, algo parecido a los cascos de un caballo… ¡una persona! Hay alguien acercándose a ese lugar, la luna comienza a salir sobre una roca, los sonidos de los cascos se escuchan más fuertemente y un perfil se comienza a ver, los lobos se asustaron mucho al ver esa silueta contra la luna, tanto que comenzaron a correr chillando llenos de miedo en dirección contraria, los más fuertes o valientes esperaron a que el viejo alfa corriera junto a Isabella y tomara al cachorro en su hocico, el nuevo líder espero al can con el cachorro y los dos comenzaron a correr siguiendo a la manada alejándose de aquel ser siniestro que sus ojos veían, aquella silueta sobre la luna era la de un ser que nunca en la vida habrían visto, ni siquiera en el extravagante mundo de los humanos, Los lobos corrían por lo largo del cañón asustados de aquella extraña figura, el nuevo líder tomo la delantera seguido muy de cerca por quien cargaba al cachorro, en eso algo extraño paso, de aquel lobo que acababa de asumir el mando brotaba una extraña bruma, el pelo de las patas delanteras comenzó a crecer mucho a cada zancada que tocaba el suelo y a tomar una forma extraña… comenzaba a parecer las plumas de un ave, todo el cuerpo comenzó a sufrir una lenta transmutación, las patas delanteras comenzaban a deformarse a cada metro avanzado y cada vez era menos frecuente que tocara el suelo, el hocico había perdido el fino pelaje que lo cubría y ahora comenzaba a tener una forma extraña, parecida al pico de un cuervo, todo el pelo del animal se estaba transformando en plumas que crecían cada vez más, la bruma se hacía más grande y densa hasta que la manada se detuvo en seco, aquel lobo solitario había levantado el vuelo mientras corría por el sendero rodeado de esa bruma negra, los lobos lo miraban regresar hasta donde ellos estaban esparciendo esa bruma sobre ellos… toda la manada había desaparecido en el aire sin dejar rastro, la bruma desapareció y solo podemos ver un magnifico cuervo volando en el cielo estrellado en círculos sobre el lugar de la fogata, mientras con sus ojos, uno azul obscuro y el otro rojinegro volaba observando, mirando a Isabella… que aun no podía creer lo que sus ojos tenían frente a ella, esa silueta propia de sus más hondas y secretas fantasías, ahora era enmarcada por la luna llena…